Si estás por hacer una visita express a la capital portuguesa te compartimos nuestro itinerario Lisboa en un día para no perderte ninguno de sus lugares de interés.
Pasar el día en Lisboa siempre es una buena idea. Esta ciudad es una de las más antiguas de Europa y tiene muchas historias que contar.
En 24 horas podrás conocer los principales puntos de la capital portuguesa como museos, monumentos y espléndidas vistas y disfrutar de su gastronomía.
Que hacer en Lisboa en un día
Deleita la mirada
Comienza tu estancia en la ciudad con una de las mejores vistas de la ciudad. Desde las murallas del Castillo de San Jorge (reducto conquistado a los moros por el primer rey portugués en 1147) podrás observar las colinas, el río Tajo y los tejados.
Descendiendo la ladera a pie, puedes subirte al tranvía 28 en el mirador de Portas do Sol, descendiendo en la catedral de estilo románico, situada donde antes hubo una mezquita. También puedes visitar el Museo del Tesoro y los claustros.
Retomando el recorrido del 28, llegarás a Baixa donde podrás deleitarte con grandiosas muestras de arquitectura pombalina. No te pierdas la plaza del Comercio, anteriormente conocida como plaza del Palacio o Terreiro do Paço. Aquí vivía la familia real pero su residencia quedó devastado tras el terremoto de 1755.
La reconstrucción del distrito, que había quedado en ruinas, se encargó al Marqués de Pombal. No dejes de apreciar el Cais das colunas, la estatua ecuestre del rey Jose I y el arco de rua Augusta.
Desde aquí el recorrido en dirección a Chiado puede hacerse a pie. Aquí puedes aprovechar para comer en una terraza o en un restaurante algunas de las propuestas clásicas de la cocina portuguesa.
Por la tarde puedes ver el Museo Nacional de Arte Antiguo, uno de los más importantes del país con una notable colección de escultura, orfebrería y pintura portuguesa y europea de los siglos XIV a XIX, en la que destacan los Paneles de San Vicente.
El barrio de la torre y los pasteles
La ruta de los museos sigue en Belém, en el Museo de los Coches, para ver una colección única en el mundo, que incluye vehículos utilizados por la corte portuguesa y por las cortes europeas.
Sigue hasta el imponente Monasterio de los Jerónimos, catalogado como Patrimonio de la Humanidad desde 1983. Después de observar minuciosamente el pórtico sur, visita los claustros y la iglesia, donde se encuentran sepultados Luís de Camões y Vasco de Gama.
En el límite occidental de la Praça do Império, un imponente edificio moderno llamará tu atención. Se trata del Centro Cultural de Belém, allí se encuentra el Museo Berardo y su colección de arte contemporáneo.
Camina hasta la Torre de Belém y no dejes de contemplar esta fortaleza erguida en el siglo XVI con la intención de defender la entrada del Tajo de los ataques por vía marítima.
Desde este barrio, contempla las vista las vistas del río y de reconocido mundialmente Puente 25 de Abril, uno de los más largos de Europa.
Algo para no perderse en Lisboa, y más aún estando en este barrio, son los pasteles de nata, hecho de hojaldre y crema. Ningún viaje a Portugal está completo sin probar uno de estos deliciosos postres. La Casa Pastéis de Belém es, sin duda, la pastelería más famosa y concurrida, por lo que no te asustes al llegar y ver la larga fila para comprar.
Disfruta la tarde como un lisboeta
Termina el paseo en el centro histórico, en Bairro Alto, uno de los lugares más animados de la ciudad con una buena oferta de restaurantes, bares y discotecas. Aprovecha que estás por aquí para tomar las Escadinhas de São Cristovão y encontrar dos joyas: la librería más pequeña de Lisboa con más de tres mil libros en tan sólo 3,8 metros cuadrados y el Fado Vadio, un mural colectivo que se ha transformado en una postal de Lisboa.
Otra opción para disfrutar de la atmósfera de esta bella ciudad es visitar alguna de las tascas en el Largo de San Miguel (Alfama) o Largo da Severa (Mouraria) para degustar una ginjinha. También es una buena zona para cenar y descansar con la suave melodía de los fados.
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