Mural Fado Vadio en las Escadinhas de São Cristovão

Que no perderse en Lisboa

Escaleras de San Cristobal Lisboa Fado Vadio

Lisboa es conocida por el arte urbano y su música con emblemáticas figuras. El mural Fado Vadio reúne los tres elementos en un sitio de gran encanto que debés conocer.

La capital portuguesa es una ciudad famosa por su arte urbano. Basta un breve paseo por el centro o por los barrios históricos para descubrir graffitis y murales. Al tomar las Escadinhas de São Cristóvão en el barrio de Mouraria encontrarás un torbellino de colores creado por un colectivo de artistas para retratar el fado.

Aquí se encuentra “Fado Vadio”, un homenajea a esta la manifestación del sentir portugués y del modo de vida de una ciudad declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO.

Letras de canciones, pan y vino sobre la mesa y la imagen de Fernando Maurício y Maria Severa son solo algunos de los elementos que animan este rincón único de Lisboa.

Mural Fado Vadio en las Escadinhas de São Cristóvão

Escadinhas de São Cristovão – Lisboa

Se encuentran en el centro histórico de la capital y conectan la Rua de São Cristovão con la Rua da Madalena. Son un punto de cruce para muchos residentes de Lisboa y una zona comercial y restaurantes locales.

Deben su nombre a la Iglesia de San Cristóbal y donde se encontraba la antigua iglesia de Santa María de Alcamim, en el siglo XII.

Maria Severa

Hablar de Fado es hablar de María Severa Onofriana. Su imagen quedó plasmada en el barrio de Mouraria y hoy es una postal indiscutible de Lisboa con el mural Fado Vadio.

De ella se cuentan muchas historias y probablemente algunas sean leyendas urbanas. En lo que todos coinciden es en su belleza inusual y su voz cautivadora.

La joven durante el día trabajaba en la taberna de su familia y por las noches deleitaba con la cadencia triste y melancólica de su canto.

En ese tiempo deambuló por diversos sitios emblemáticos de Lisboa como el Barrio Alto, la mayoría de ellos vinculados a la prostitución, hasta establecerse definitivamente en Rua Suja -actual Rua do Capelao-, lugar frecuentado por marineros portugueses e ingleses.

Sin embargo, la música le abrió el camino hacia los salones aristocráticos y finalmente fue abrazada por las élites sociales e intelectuales de la época.

La joven rompió muchas convenciones de la época. Se caracterizó por un estilo de vida bohemio y de excesos. A Maria Severa se le conocen muchos amores, entre ellos el del Conde de Vimioso, con quién protagonizó un tórrido romance luego del cual la joven falleció.

La muerte de un ícono del fado

La muchacha de origen humilde que había alcanzado la fama y se había codeado de personas influyentes de la elite murió de tuberculosis en un burdel en la Rua do Capelão cuando tenía solo 26 años.

Fue enterrada en una fosa común en Alto de S. João. Sus últimas palabras fueron “Muero, sin haber nunca vivido”.

¡La pobre chica era la fadista más interesante, como Mouraria nunca volverá a tener! … ¡Será difícil que aparezca otra Severa, altiva e impetuosa, tan generosa como lista para golpear la cara de quien sea que actúe sin escrúpulos sobre ella! Valiente, llena de afecto por los que ella cuidaba, así como grosera con sus enemigos, no era una mujer común, de eso puedes estar segura», escribió sobre la artista el poeta Bulhão Pato.

Tras su muerte en 1986 la «mitad soprano de los conservatorios de adicciones», como la apodó Pinto de Carvalho, su fama se fue acrecentando hasta que Julio Dantas publicó su novela A Severa, posteriormente convertida en obra de teatro y más tarde adaptada al cine, convirtiéndose en la primera película sonora del cine portugués, lo que le la hizo trascender mundialmente.

Pero la cantante se convirtió en la figura más mitológica del universo fadista, como resultado de la ausencia de detalles sobre su vida, así como de la falta de un retrato que pueda perpetuar su figura.

El «Fado da Severa» así la recuerda:
«Llorad fadistas, llorad,
Que un fadista murió.
Hoy es hace un año
Que Severa falleció.
Llora, fadistas, llora
Que Severa ya ha muerto:
Y una cantante de fado como ella
Nunca apareció en el mundo.
(…)
Llora, fadistas, llora,
Que Severa murió.
El sabor que tenía Fado,
Todo ha terminado con ella.

 

DONDE ESCUCHAR FADO

 

Fernando da Silva Maurício

Fernando da Silva Maurício nació en 1933 también en el corazón de Mouraria y con solo ocho años, ya estaba cantando en una taberna en su calle.

Considerado el mejor cantante de fado de su generación, poseyendo una de las voces más originales de Fado, su vasta carrera lo ha convertido en el Rey del Fado y Mouraria.

El artista se mantuvo fiel a una simplicidad auténtica, prefiriendo permanecer conectado con sus raíces, allí mismo, en Mouraria, que visitaba a diario.

Donde se había criado entre canto, bailarines, chapuzones en el río Tajo donde aprendió a nadar, viendo magalas, platos de sopa, fútbol, ​​juegos de Laranjinha y Rei Mandado.

«Por la mañana nos levantamos y nos lavamos la cara en Chafariz da Guia. Había muchos amigos que tenía. Teníamos un equipo de fútbol y jugamos pelota en la Rua do Capelão. Entre Capelão y Guia. Jugamos descalzos. En esta panadería había cestas de mimbre con pan caliente, recién salido del horno. Al amanecer, mientras el panadero estaba trabajando, nos recostamos contra la puerta y tomamos un poco de pan. Fue un mal momento. Hubo tiempos de guerra. Éramos 5 hermanos, luego nacieron los dos más pequeños. Mi madre era de Bonfim, de Oporto. Lavé ropa para ayudar en la casa”, recordó en vida el artista.

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