Cada uno de los barrios de Lisboa ofrece muchas cosas para hacer y ver. Descubre tanto su zona antigua como la más moderna a pie, en tranvía, en segway, en autobús hop-on-hop-off o en un tuk tuk.
Hay sitios que no puede perderte y que forman parte de la lista de imprescindibles en Lisboa, como el barrio histórico de Alfama y de Castelo, con una de las vistas más fabulosas de la ciudad y del río.
Otro paseo imperdible es por Baixa en dirección a Belém, el barrio de los Descubrimientos, con la Torre de Belém, el Monasterio de los Jerónimos y los exquisitos pasteles de nata.
Al atardecer o por la noche aprovecha para conocer Chiado y Bairro Alto, donde la animación está garantizada, al igual que Cais do Sodré, más cerca del río.
En la parte nueva de la ciudad, podrás visitar el Museo Nacional del Azulejo, camino del Parque de las Naciones, la zona portuaria completamente reconstruida con motivo de la Exposición Universal de 1998. Actualmente es un importante espacio de ocio.
A continuación te contamos en detalle que hacer en cada uno de los barrios de Lisboa.

Belém es el lugar perfecto para saber más de la época de Descubrimientos, tan importante para Portugal.
En los siglos XV y XVI este era un barrio popular, con un agitado puerto del que salían las naos y carabelas. A la orilla del río se encuentra el Padrón de los Descubrimientos al que se puede subir para ver mejor la gran rosa de los vientos dibujada en el empedrado del suelo.
El monumento es un homenaje de 1940 a los grandes navegantes y retrata a figuras como Fernando de Magallanes o Vasco de Gama, liderados por el infante Don Henrique, el precursor de la epopeya portuguesa.
También se encuentran dos monumentos emblemáticos de la ciudad, representantes del estilo manuelino, catalogados como Patrimonio de la Humanidad. Se trata de la Torre de Belém y el Monasterio de los Jerónimos, donde antes estaba la antigua capilla de Santa María. Este último fue construido con el cinco por ciento del valor de las especies traídas de Oriente, como la pimienta, la canela, la nuez moscada y el clavo, que forman parte de la gastronomía portuguesa.
En ellos puedes encontrar símbolos de quien los mandó construir, la esfera armilar del rey Don Manuel I, y los motivos marinos, las cuerdas, las plantas e, incluso, los animales fantásticos.
La modernidad del Centro Cultural de Belém contrasta con los demás monumentos de la plaza del Imperio, una de los más bellas de la capital. Cuenta con terrazas, un programa de espectáculos bastante atractivo y el Museo Colección Berardo, con obras de artistas contemporáneos de referencia internacional.
Otra visita sugerida es al Museo Nacional de los Coches, que tiene con una colección única en el mundo en la que destacan tres monumentales coches del siglo XVIII utilizados por la comitiva portuguesa que visitó al papa Clemente XI.
No se puede dejar el barrio sin probar los originales y famosos pasteles de Belém. La cola es larga pero el servicio es rápido. Cuentan que la receta es un secreto guardado durante generaciones.


















