Cada uno de los barrios de Lisboa ofrece muchas cosas para hacer y ver. Descubre tanto su zona antigua como la más moderna a pie, en tranvía, en segway, en autobús hop-on-hop-off o en un tuk tuk.
Hay sitios que no puede perderte y que forman parte de la lista de imprescindibles en Lisboa, como el barrio histórico de Alfama y de Castelo, con una de las vistas más fabulosas de la ciudad y del río.
Otro paseo imperdible es por Baixa en dirección a Belém, el barrio de los Descubrimientos, con la Torre de Belém, el Monasterio de los Jerónimos y los exquisitos pasteles de nata.
Al atardecer o por la noche aprovecha para conocer Chiado y Bairro Alto, donde la animación está garantizada, al igual que Cais do Sodré, más cerca del río.
En la parte nueva de la ciudad, podrás visitar el Museo Nacional del Azulejo, camino del Parque de las Naciones, la zona portuaria completamente reconstruida con motivo de la Exposición Universal de 1998. Actualmente es un importante espacio de ocio.
A continuación te contamos en detalle que hacer en cada uno de los barrios de Lisboa.
El Castillo de San Jorge es la parte más alta, desde la cual se pueden obtener las mejores vistas de la ciudad. Además, gracias a esta fortaleza el primer rey de Portugal conquistó Lisboa en 1147.
A su alrededor se extienden dos barrios muy importantes, Alfama y Mouraria, con su caserío blanco y sus calles laberínticas, patios y callejones. En el medio de estos barrios de naturaleza marinera nació el fado y, por este motivo, es uno de los mejores lugares para disfrutarlo.
Durante tu paseo por este barrio deleitate con los azulejos, presentes en las fachadas de las casas, que muestran la devoción del pueblo por los santos populares. Este, además, es uno de los sitios indicados para disfrutar de los festejos por San Antonio. La fecha de celebración es el 13 de junio, pero la fiesta se desarrollan durante todo el mes.
Al bajar la cuesta del castillo pasarás por el mirador de Portas do Sol y de Cerca Moura. Siguiendo por las escaleritas y calles estrechas se llega al Museo del Fado. Desde aquí puedes dirigirte a la Catedral, de estilo románico. Enfrente puedes visitar la Iglesia de San Antonio, en el lugar que ocupaba la casa en la que vivió su familia.
Otro de los sitios a visitar es el imponente Monasterio de San Vicente de Fora, dedicado al patrono de Lisboa, así proclamado en 1173 por el rey Don Alfonso Henríquez. Ahí se encuentra el Panteón de los Braganzas, la última dinastía de la casa real portuguesa.
Siguiendo por uno de los laterales del monasterio, se llega al Campo de Santa Clara en el que todos los martes y sábados se celebra la Feria de Ladra. Después de un antiguo mercado con estructura de hierro y un simpático jardín, nos encontramos el Panteón de Santa Engracia, una iglesia monumental de estilo barroco, con planta de cruz griega, que demoró tardó más de 400 años en construirse. Esto dio lugar al dicho popular: “Más viejo que las obras de Santa Engracia”. Se encuentran sepultadas figuras de gran relevancia para la historia de Portugal, como la fadista Amália Rodrigues o el primer presidente de la República, Manuel de Arriaga.
Más abajo está la estación internacional de trenes Santa Apolonia. A la orilla del río, se han rehabilitado almacenes vacíos, transformándolos en restaurantes y una discoteca que cuentan con vistas privilegiadas. También es unos de los principales puertos de cruceros.